Lesiones típicas de un runner

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¿Eres runner habitual?,entonces sabrás responder a preguntas como: ¿Sabes cómo es tu pisada?, ¿estás seguro que tu calzado es el adecuado?, ¿tienes lesiones que no desaparecen aún tratándolas?…

Los más de 50 corredores que se han tratado en nuestra Clínica de Fisioterapia en Málaga acudieron con las mismas preguntas, te explicamos aquí cuáles son los “fantasmas” que más comúnmente atormentan a nuestros runners.

¿Eres pronador, supinador o neutro?

Nuestros pies son la raíz del cuerpo a la tierra, nuestro contacto directo y multisensorial y desde el punto de vista de los fisioterapeutas, los primeros afectados por la acción de la gravedad, y muy pocas veces les prestamos la importancia que bien se merecen.

La forma en la que la planta del pie contacta con el suelo (a través del calzado en casi la totalidad del  día) es el inicio de nuestros patrones posturales estáticos y dinámicos. Cuando hablamos de corredores, este contacto del pie se multiplica, aumentando la cadencia y  convirtiéndose en un exceso de trabajo corporal para absorber y amortiguar la gran fuerza de impacto «Pie – Calzado – Terreno». Si estos apoyos e impactos son anómalos se repiten cada segundo un patrón postural defectuoso, se rompen los vectores de fuerza ascendentes  y se provoca un desequilibrio global que conduce inevitablemente a la temida “ lesión”.

Los fisioterapeutas clasificados a los corredores según su apoyo podal en 3 subclases: neutros, pronadores y supinadores.

Corredores de pisada neutra:

Su planta del pie apoya de manera equilibrada y plana (el eje podal en la fase de apoyo se mantiene lineal) conservando los grados naturales de prono-supinacion y arco plantar. Sus piernas se mantienen paralelas en el rodaje de la zancada.

Corredores de pisada pronadora:

Su planta del pie apoya por la parte interna (pronación podal) obligando a hundir el arco plantar (el eje podal en la fase de apoyo se desalinea y desplaza hacia la línea media corporal). Sus piernas avanzan con aproximación de rodillas (tendencia valgo).

Corredores de pisada supinadora:

Su planta del pie apoya por la parte externa (supinación podal) aumentando así el arco plantar (el eje podal en la fase de apoyo se desvía hacia el exterior de la línea media corporal). Sus piernas avanzan con mayor separación entre rodillas (tendencia varo).

Para saber, de manera fiable, cómo es tu pisada y corregirla, lo recomendable es acudir a un especialista que te haga estudios biomecánicos de huella plantar, así podrá recomendarte cuál es el calzado idóneo para tus entrenamientos o para  las actividades de tu vida diaria.

Lesiones de un corredor pronador.

Debemos comentar como fisioterapeutas en Málaga que, aunque es poco probable, no todos los corredores que sean pronadores o supinadores tienen por qué lesionarse,  pero se predisponen a sufrir tarde o temprano alguna disfunción por los patrones mecánicos derivados de un mal apoyo podal.

Así, un pie pronado, se comporta de manera más flexible provocando lesiones por inestabilidad; el talón apoyará hacia dentro, hundiendo el arco plantar y obligando a las rodillas a desplazarse hacia el interior (valgo) por la rotación tibial, el fémur rota internamente y arrastra a la pelvis a una anterversión que obligará a nuestra columna lumbar a  hiperlordosar para requilibrar el centro de gravedad corporal (CGC);  y así se van sucediendo las compensaciones consecutivamente y en cadena ascendente hasta incluso nuestro cráneo, mandíbula y ojos.

Las compensaciones biomecánicas de un apoyo pronador incidirán en la aparición de lesiones típicas como:

  • Talalgias (dolor en Talón).
  • Tendinitis/ Tendinosis Aquílea.
  • Periostitis Tibial.
  • Síndrome de la Pata de Ganso/ Lesión Ligamento Lateral Interno de rodilla.
  • Meniscopatia/ Condromalacia Rotuliana.
  • Pubalgias/ Síndrome de la Cintila Iliotibial.
  • Lumbalgias/ Estrés Músculo Poasilíaco.

Lesiones de un corredor supinador.

Son más comunes los corredores pronadores que los supinadores. Un pie supinado tiene tendencia a ser más rígido y por tanto absorbe peor los impactos en suelo, provocando lesiones por sobrecarga.

Un pie con apoyo supinado contacta el talón en inversión (con su parte externa), tan sólo 1/3 de la base podal es la que apoya y absorbe el impacto con el suelo; el arco plantar se aumenta para contrarrestar el centro de gravedad y arrastra a las rodillas a una separación o varo que compensan a su vez las caderas rotando externamente y obligando a la pelvis a colocarse en retroversión; la columna lumbar se compensa rectificándose y poniendo en peligro a los discos intervertebrales. Estas cadenas lesionales por apoyo en supinación provocan disfunciones tales como:

Si sufres alguno de estos síntomas que te obligan a dejar de correr y entrenar, piensa en tus queridos pies, obsérvate, ponte en manos de profesionales y ¡Soluciónalo YA!

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